miércoles, 11 de diciembre de 2013

La disfunción eréctil y el estrés


El culpable de una gran parte de los casos de impotencia es el estrés –distrés-. Lo primero y muy importante es conocer cómo actúa, por qué mecanismos el estrés termina afectando a la erección.


El sistema nervioso se divide en términos funcionales, que no anatómicos, en somático (el consciente y voluntario) y autónomo (funciones involuntarias o inconscientes). Este último, se subdivide en simpático y parasimpático. El sistema simpático es el que se activa cuando los estímulos externos indican peligro, necesidad de reacción, ataque o huida, supervivencia física. El sistema parasimpático o autónomo es el que rige las funciones sobre las que no tenemos control consciente a no ser que entrenemos para tenerlo, esto es, la digestión, el sueño, la respiración, el latido cardíaco, entre otros como por ejemplo la erección masculina.


Cuando se da una situación de estrés se segregan entre otras las hormonas adrenalina y noradrenalina y el organismo anula las funciones que no son necesarias para ese momento y concentra la sangre en los músculos, dilata las pupilas, aumenta la frecuencia cardíaca, etc. Este estado inhibe la afluencia de sangre al pene lo que impide que se produzca una erección.


Nuestro sistema nervioso no ha evolucionado al mismo ritmo que las circunstancias vitales en las que cotidianamente nos desenvolvemos. Así, durante miles de años, nuestro sistema simpático se activaba para desarrollar actividades muy concretas como la caza, responder al ataque de un animal o luchar con otros hombres. Entrar en el estado simpático era puntual y, en cuanto desaparecía el objeto externo, se “desactivaba” dejando paso al parasimpático de modo que las funciones orgánicas se seguían desarrollando con normalidad. Hoy en día, la sobre estimulación nos hace estar casi constantemente en el sistema simpático y ahí comienzan muchos de los problemas orgánicos, como por ejemplo, trastornos digestivos, del sueño, hormonales, etc., y de la función sexual. Porque para el sistema nervioso es lo mismo responder a un ataque que lidiar con el tráfico, la presión laboral, la constante publicidad, etcétera. Se ponen en marcha los mismos mecanismos. Y esto conduce a un agotamiento de las suprarrenales y también a lo que se conoce como estado de ansiedad o su correlativo algo menor, de estrés.


La medicina tradicional china, con la acupuntura, la fitoterapia china, la dieta y el ejercicio, relaja el sistema nervioso, disminuyen el estado de estrés y repone el desgaste que este produce en el organismo. Este control del estrés unido a la tonificación de energías esenciales propiciará un restablecimiento del normal desarrollo de muchas funciones corporales entre las que se cuentan, el mantener relaciones sexuales completas.

martes, 10 de diciembre de 2013

Disfunción eréctil y la edad


La disfunción eréctil o impotencia, como también suele denominarse, no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Sin embargo, con la edad, el porcentaje de hombres que sufren este trastorno aumenta considerablemente.


Detrás de las disfunciones eréctiles en muchos casos hay causas físicas, como enfermedades, o farmacológicas, efectos secundarios de los medicamentos. En otros muchos casos se desconoce la causa.


La medicina tradicional china considera la función eréctil como una función más del organismo. Cuando el estado es óptimo las funciones orgánicas se desarrollan sin problema. Pero cuando se produce un descenso de las reservas energéticas, cuando la vitalidad no se expresa de manera pletórica, la naturaleza deja de atender aquellas funciones que no son necesarias y conserva aquellas que son esenciales.


En este sentido, la relación sexual en el hombre no sólo requiere un tono vital suficientemente alto, sino que en sí misma, el acto de eyacular implica un enorme desgaste energético. Eligiendo con sabiduría la naturaleza es muy posible que decida suprimir una función que dadas las circunstancias aceleraría el vaciamiento energético y con él, la decrepitud.


Estimular una función de forma química o artificial, forzándola a que se produzca, si no existen las condiciones para sostenerla, según la visión de la medicina tradicional china es un “suicidio”.


El sentido adecuado no debe ser el producir la erección a toda costa, sino nutrir la deficiencia, restablecer las energías esenciales, dedicar un tiempo a tonificar los aspectos más internos del organismo. Si lo hacemos así, existen muchas posibilidades de recuperar la función eréctil, pero por encima de esto, estaremos aportando al cuerpo un mayor vigor que se traducirá en un mejor estado de salud física y mental.


Si de lo contrario, estimulamos una función que el cuerpo ha dejado de atender y la provocamos para que se produzca, estaremos acentuando la más que posible deficiencia de fondo que ya debe existir.

Impotencia masculina y la medicina tradicional china


La disfunción eréctil o impotencia es la incapacidad de tener una erección o mantenerla lo que conlleva la imposibilidad de mantener relaciones sexuales completas.


Este trastorno que afecta a muchos hombres se aborda desde nuestra concepción occidental como un problema en sí mismo, aislado, puntual y que debe ser corregido de tal modo que se considerará subsanado en el instante en que se vuelvan a producir las erecciones. Por esta razón, la mayoría de los tratamientos se dirigen en el sentido de estimular artificialmente la facultad eréctil.


Las causas reconocidas de la impotencia masculina  son el estrés, la diabetes, las afecciones de riñón, medicamentos para la tensión arterial, ansiolíticos, tranquilizantes, antidepresivos, antihistamínicos, alcoholismo, tabaquismo, enfermedad vascular, enfermedad neurológica, entre otras. No obstante, los principales protocolos de tratamiento  se enfocan en hiperestimular la función eréctil.


La medicina tradicional china considera la disfunción eréctil como un síntoma que por sí mismo puede deberse a múltiples causas y que sólo podrá tratar encuadrándolo dentro de un conjunto de síntomas o señales que constituirán un síndrome. Una vez definido se podrá aplicar el tratamiento adecuado.


Las causas que contempla la medicina china son la edad avanzada, la actividad sexual excesiva, la dieta, el estrés emocional, el exceso de trabajo y la actividad física excesiva.


En este sentido se puede observar que la mayoría de causas –no todas- proceden de un desgaste que ha generado en el cuerpo una deficiencia. El objetivo de la medicina tradicional china no será producir en el sujeto una erección a toda costa, sino que tratará de recuperar la insuficiencia. De este modo, no sólo se incrementarán las energías necesarias para restablecer la función eréctil, sino que muy probablemente, junto con esta, se restablecerá un mayor vigor físico mejorando otras muchas funciones orgánicas.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Infección urinaria (ITU) en el hombre



Las infecciones del tracto urinario (ITU) en el hombre son cuatro veces menos frecuentes que en las mujeres por una razón puramente anatómica. La uretra de la mujer es mucho más corta que en el varón y es más fácil el ascenso de las bacterias hasta la vejiga causando infección. Por lo general, las bacterias que penetran en el sistema urinario son expulsadas antes de que puedan causar síntomas. Sin embargo, cuando superan la barrera defensiva se presenta la infección.


En el varón, las bacterias suelen ser resistentes a varios de los antibióticos y es preciso hacer pruebas exhaustivas con el fin de elegir adecuadamente el antibiótico o poner un tratamiento adecuado que corrija otros factores que incrementen el riesgo de sufrir una infección urinaria.


La principal causa son los gérmenes o las bacterias. Y los factores que pueden favorecer las infecciones son: diabetes, mala evacuación de la orina, prostatitis, sondas, edad avanzada, especialmente quienes padecen enfermedades neurodegenerativas, cálculos renales, beber insuficiente cantidad de agua, inflamación de la uretra, etc., y una deficiencia del sistema inmunológico.


Los síntomas más frecuentes son ardor o dolor al orinar, orina turbia de olor fuerte, presencia de sangre en la orina, necesidad frecuente e intensa de orinar aunque se elimine muy poca orina, dolor lumbar, tenesmo (vaciamiento incompleto o sensación de vaciamiento incompleto), fiebre, escalofríos, etc.


Las consecuencias de una infección no tratada pueden ser graves. Entre ellas se cuentan la sepsis (infección que pasa a la sangre), daños crónicos en el riñón, insuficiencia renal e hipertensión.


Ante los primeros síntomas es aconsejable acudir al médico para evitar cualquier complicación y para eliminar completamente los gérmenes. Es importante tener en cuenta que en el hombre las infecciones urinarias son más resistentes y que se pueden volver a desarrollar con mayor facilidad.


La medicina tradicional china aborda este problema desde una perspectiva más amplia. No sólo aplica en primer lugar una purgación o eliminación de los agentes patógenos según sus propios criterios, sino que después se ocupa del factor que ha propiciado la infección. Esto puede ser una acúmulo de tóxicos (Humedad) en el Jiao Inferior, o de Calor tóxico, o de bloqueo hepático, o de insuficiencia de la energía de Riñón y/o de Bazo, o de un sistema defensivo deprimido incapaz de hacer frente a los múltiples gérmenes a los que estamos expuestos.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Blog de urología y andrología


En esta entrada deseo exponer brevemente las razones que me han llevado a abrir este blog dedicado a la salud masculina ocupándome específicamente de la función sexual y reproductiva y por extensión a los trastornos relacionados con el aparato genitourinario.


La primera razón es la valiosa aportación que la medicina tradicional china con la acupuntura, la fitoterapia y la dietética puede hacer en el campo de la urología y la andrología. La diferente concepción de la visión china en referencia al cuerpo humano, los órganos internos y la salud, brinda la posibilidad de llevar a cabo procedimientos terapéuticos que actúen de modo muy distinto a la concepción de la medicina occidental. Esto puede resultar de gran ayuda como terapia única o como eficaz complemento de determinados tratamientos médicos.


La segunda razón es el alto porcentaje de población masculina afectada crónica o temporalmente por alguno de los trastornos que comprenden esta especialidad. Es preciso destacar que el abanico de edades es muy amplio y que en absoluto se circunscribe a un sector de hombres maduros. Muchos hombres jóvenes también se ven afectados por trastornos genitourinarios.


La tercera razón está vinculada con el carácter propio del hombre que tiende a expresar poco aquello que le ocurre ya sea por pudor, vergüenza, o por la propia idiosincrasia masculina. No es extraño encontrar hombres que arrastran durante tiempo molestias o trastornos relacionados con el aparato genitourinario porque se resisten a ir al médico o a comentarlo en su círculo más íntimo. Sin embargo, somos más dados a buscar información de forma anónima y a darle solución discretamente. No existe ninguna razón por la que un hombre sea menos hombre por sufrir algún trastorno sexual o del aparato urinario y mucho menos por exponerlo sin avergonzarse, sin embargo, soy hombre y comprendo y respeto profundamente la reserva.


Y la cuarta razón es la favorable evolución de este tipo de trastornos masculinos cuando se afrontan desde el inicio evitando así que se hagan crónicos o deriven en complicaciones.


La sugerencia final va en este último sentido: ante cualquier problema relacionado con el ámbito genitourinario es aconsejable buscar ayuda y darle una solución.